![](https://lapaginapanama.com/wp-content/uploads/2025/02/Screenshot_20250203_072053_edit_246814907011941.jpg)
La Página Panamá.
La deportista panameña Carolena Carstens, ganadora de una medalla en los Juegos Panamericanos de 2023 y tres en el Campeonato Panamericano de Taekwondo entre los años 2014 y 2018, anunció hoy su retiro del taekondo.
En una nota colgada en la red social Facebook, Carstens sostiene que esa decisión es muy dolorosa para ella porque entregó su vida a ese deporte, pero el sistema le ha dado la espalda.
A continuación la nota de la deportista:
Hoy me retiro del taekwondo, una decisión que me duele profundamente. Me duele porque durante años entregué mi vida a este deporte, con la esperanza de representar dignamente a Panamá y de recibir el respaldo que cualquier atleta de alto rendimiento merece. Pero, lamentablemente, el amor y la pasión no bastan cuando el sistema te da la espalda.
Mi vida como deportista fue una lucha constante. No solo era el sacrificio de entrenar y competir, sino también la angustia de tener que llorar, pedir y rogar cada año para poder recibir los recursos que me permitieran seguir adelante. En lugar de concentrarme únicamente en mi preparación, tuve que batallar con la incertidumbre de no saber si podría costear mi propio camino.
Solicité un sistema de petos electrónicos para poder entrenar y prepararme adecuadamente para los Juegos Olímpicos de 2024, porque sabía que era una herramienta clave para clasificar. Pero cuando me lesioné, en lugar de recibir apoyo, me pidieron que devolviera el dinero. ¿Acaso no entendían que, si me recuperaba, podía seguir luchando por un Mundial o por cualquier otro gran evento? Esa falta de respaldo, esa indiferencia, fue lo que me quitó las ganas de seguir representando a Panamá.
No es solo una cuestión de dinero, sino de dignidad. Recuerdo cómo, tras ganar la medalla de plata en los Juegos Sudamericanos de Bolivia 2017, todos querían fotos conmigo, todos celebraban mi logro, pero nadie reconoció que lo había pagado todo de mi propio bolsillo. Cubrí los boletos de avión, la preparación en altitud, los gastos de mi compañera, todo con la esperanza de dejar el nombre de Panamá en alto. Y, al final, jamás me devolvieron ese dinero.
Mi federación me ha tratado con un nivel de abuso imperdonable. Me hicieron competir apenas cinco meses después de romperme el ligamento cruzado de la rodilla solo para justificar un evento en Panamá. Tuve que viajar desde España, aún lesionada, para enfrentarme a una rival sin nivel internacional, solo para “asegurar” mi cupo para los Juegos Panamericanos de Lima. Pagué mi entrenadora, mi boleto de avión, mi estadía… todo con mi propio dinero. Ahora entiendo que ese evento solo lo hicieron para justificar gastos ante Pandeportes, sin importarles realmente mi bienestar.
Mi beca de Pandeportes, que me permitió sobrevivir como atleta de alto rendimiento, siempre se mantuvo en $4,000 hasta que logré mi mayor logro deportivo: la medalla de Bronce en los Juegos Panamericanos. Pensé que mi esfuerzo sería reconocido, pero en lugar de eso, me la bajaron a $3,000 sin ninguna explicación. Me dieron largas con excusas absurdas, diciendo que los papeles se habían perdido en un accidente de tránsito del director de Pandeportes. Me sentí manipulada, como si estuvieran jugando con mi mente, haciéndome creer que mi sacrificio no tenía valor.
En octubre, tomé la difícil decisión de mudarme a Panamá. Ya no podía costear mi vida en España porque la beca no era suficiente. Pensé que al regresar me respaldarían, que me ofrecerían una oportunidad de trabajo como entrenadora o algún tipo de estabilidad después de todo lo que había entregado. Pero me equivoqué.
Fui al Comité Olímpico y la presidenta me dijo que, si quería, podía hacer un curso de entrenadora gratuito, pero que no me aseguraban un trabajo. Y aunque lo pasara, tampoco mi federación podría darme una plaza porque “no había dinero”. Me dijeron que debí haber estudiado otra cosa. Fui al alcalde a pedir ayuda, me prometieron apoyo, pero otra vez fui ignorada.
Durante cinco meses en Panamá, viví en una casa sin un solo dólar. Todo lo que tenía se fue en mi mudanza, en los pasajes, en los permisos de mis mascotas. Pensé que, después de tantos años de representar a Panamá, mi país me iba a recibir con los brazos abiertos. Pero no fue así. Me dejaron sola.
Hoy me retiro porque ya no tengo fuerzas para seguir luchando por lo que debería haber sido un derecho. Dediqué mi vida a representar a Panamá con orgullo, sacrifiqué mi juventud, mi tiempo con mi familia, mis oportunidades de tener una vida normal. Y a cambio, solo recibí indiferencia y obstáculos.
Quiero agradecer a Pandeportes por la beca que me permitió pagar mis entrenamientos y sobrevivir todos estos años, así como al Comité Olímpico por su apoyo. Sin embargo, todo lo que logré lo hice con mi esfuerzo, con mis propios recursos, porque nunca tuve la seguridad de que mi país realmente respaldara mi carrera.
Hoy me retiro, no porque deje de amar a Panamá, sino porque ya no tengo fuerzas para seguir en una batalla donde nunca me dieron las condiciones que merecía. Mi camino ahora es otro, lejos de la incertidumbre, lejos de la lucha constante por demostrar mi valía. Me voy con la cabeza en alto, sabiendo que lo di todo, pero también con el corazón roto por no haber recibido el mismo compromiso de vuelta.
Mi beca de Pandeportes, que me permitió sobrevivir como atleta de alto rendimiento, siempre se mantuvo en $4,000 hasta que logré mi mayor logro deportivo: la medalla de Bronce en los Juegos Panamericanos. Pensé que mi esfuerzo sería reconocido, pero en lugar de eso, me la bajaron a $3,000 sin ninguna explicación. Me dieron largas con excusas absurdas, diciendo que los papeles se habían perdido en un accidente de tránsito del director de Pandeportes. Me sentí manipulada, como si estuvieran jugando con mi mente, haciéndome creer que mi sacrificio no tenía valor.
Me gustaría saber quién era el Director de Paneportes en esa oportunidad?
Lamento mucho que nadie haya reconocido todos los esfuerzos realizados por esta gran atleta panameña. Todos están viendo cómo se llenan los bolsillos sin importarles poco o nada hacer su trabajo. As