
La Página Panamá.
Por: Grisel Bethancourt
Desde el primer momento en que hay una diferencia y se intenta marcar la superioridad e imposición de criterios del hombre hacia la mujer, se encienden las alarmas. En el mundo digital se ve, se lee y escucha cada una de estas situaciones.
Desde el punto de vista periodístico, la mujer profesional lucha por cada milímetro de su espacio por su propia naturaleza. Sin embargo, ante la ignorancia de admitir la coexistencia de igualdad, ha llevado a un grupo a discriminar, articular con lenguaje de odio y proferirlo en redes sociales; siendo este su nicho para el anonimato, que lo llena de likes, lo asegura y le da mayor valentía.
Nos dijo una colega, -tu historia del 2023 no debe ser callada, hay que contarla-, creo que la fortaleza y los años nos hacen inmediatamente ser resilientes y cruzar cientos de obstáculos cada día. Después de cruzar montañas, ríos, adentrarnos en la selva, pasar por etapas de conocimiento de un trabajo arduo y excepcional, no da marcha atrás para que se rompa esa coraza que llevamos. Claro, que hay que escribirla, no solo la nuestra, sino la tuya, la de Delfia y muchas.
¿Cuándo entonces se rompe esa coraza? En estos tiempos, se llega al límite provocando secuelas degeneradas por el odio digital. Tan sencillo, la línea es muy delgada cuando un hombre se quiere imponer con acoso verbal, psicológico y en línea, metiéndose con lo más sagrado para una mujer profesional como lo es: su familia y sus hijos, entonces allí llega el quiebre directo. Es una exposición cruel, con lenguajes desgastados y que causan daño. Es lo que estamos encontrando, a menudo, difícil de superar.
La protección debe venir de nuestros pares, de reconocer las fallas comunicativas de violencia digital y de odio. ONU Mujeres sostiene que «la violencia de género en línea (“online”) es una problemática que aumenta año a año y las mujeres con voz pública, especialmente las periodistas, editoras de género, políticas, activistas y defensoras de derechos humanos, son las principales destinatarias».
Es por ello que, varios organismos desarrollan acciones para visibilizar los ataques con sesgo de género contra las mujeres periodistas que impactan en el ejercicio de la libertad de expresión, señala el artículo.
UNESCO y el Centro Internacional de Periodismo, por su parte, en su data nos indica que: «hace cuatro años se encuestó a 714 mujeres periodistas y los resultados arrojaron que al menos el 73% de ellas ha sufrido violencia en línea.»
Con este panorama, que hoy nos toca, estamos haciendo un llamado a poner la mirada en esta mala práctica y decirles que hay una tendencia al aumento de la violencia en línea por el hecho de ser mujer.
Este 25 N hagamos una reflexión y coadyuvemos a que no continúe la violencia digital contra la mujer, menos contra la mujer periodista, así como propugnamos en esta fecha por la erradicación de la Violencia contra la Mujer a nivel mundial. Ni una más, ni una menos debe ser nuestro abrazo solidario para todas.